Lo más difícil de las ostras es abrirlas (cuanto más frescas, más difíciles de abrir), por eso siempre se deben presentar abiertas, en una bandeja.
Se pueden comer con la mano, pero es más cómodo y correcto comerlas con un tenedor de ostras especial que existe para ello. Se trata de un cubierto corto, generalmente con tres dientes que sirve para separar el molusco de su costra. Tiene forma cóncava para evitar que la ostra se deslice, lo cual facilita su desplazamiento hasta la boca. Este concretamente es parte del catálogo de cubiertos de Cruz de Malta, fabricantes de menaje de Guernica.