Un estudio de la Universidad de Birmingham revela que la clave para no engordar está en masticar cada bocado de comida durante 30 segundos. Al parecer, este gesto tiene un poderoso efecto en el apetito el resto del día, evitando el deseo de picotear más tarde.
Una de las explicaciones puede deberse a que al concentrarse tanto en el proceso de comer, el cerebro «recuerda» la comida durante más tiempo y es menos probable que emita señales de hambre en poco tiempo. Pero también creen que puede ser que prolongar la masticación es tan desagradable que disuade de los antojos.
Eso si, «Los participantes que prolongaron la masticación se mostraron menos felices después de comer y disfrutaron menos de la comida comparados con los otros grupos», aseguran los investigadores en sus conclusiones.